miércoles, 31 de agosto de 2016

París pierde un millón de turistas

El turismo ha registrado en el primer semestre del año una caída en París y su región sin precedentes desde 2010, según los datos publicados ayer por el Comité Regional de Turismo: la zona ha perdido un millón de visitantes con respecto al primer semestre de 2015. Loa atentados que han golpeado al país desde enero del año pasado, las huelgas de la primavera y las inundaciones de junio han motivado un descenso del 6,4% en las reservas de hoteles, que llega al 10% en el caso de los visitantes extranjeros, y generando pérdidas por unos 750 millones. En el conjunto del país, el número de turistas extranjeros ha caído un 7%. El comité regional reclama al Gobierno medidas de calado para responder a lo que considera una "catástrofe". "Tenemos que tomar conciencia de la catástrofe  industrial que está viviendo el turismo", señala Frédéric Valletoux, presidente del Comité de Turismo Regional (CRT) de París Île-de-France, organismo oficial de promoción de la región. "Debemos ir más allá de las campañas de comunicación, aunque también son necesarias. Necesitamos un plan global para responder a las crisis de todo el sector", añade. Valletoux reclama medidas fiscales, como ayudas a la inversión, y la celebración cuanto antes de una reunión entre el ministro de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, y los profesionales del sector. "Hay que invertir masivamente y desde ya en este sector, que emplea a 500.000 personas en París y la región de Île-de-France, si no queremos asistir a una serie de despidos sin precedentes", alerta. Ayrault ha respondido a estas demandas indicando que convocará a principios de septiembre a un comité de urgencia económico...En París y su región la situación resulta especialmente alarmante, según los datos del CRT. Los hoteles recibieron en los seis primeros meses del año 14.9 millones de turistas, un 6,4% menos que en el mismo período del año anterior. La caída es particularmente importante entre la clientela internacional que ha retrocedido un 9,9%, mientras que la francesa ha disminuido un 3,5%. El público japonés, que se muestra más sensible al contexto de seguridad, ha caído en picado (un 46,2%); el ruso un 35%, y el italiano, un 27%. Los visitantes estadounienses y chinos, inicialmente menos afectados por el retroceso, bajan respectivamente un 5,7% y un 19,6%, en lo que constituye un "ciclo preocupante de caída". La clientela española mengua un 5,1%. Las deserciones se hacen sentir no solo en las reservas hoteleras, sino en todo el sector turístico, como demuestra la caída en la afluencia a monumentos y museos: el Grand Palais ha perdido un 43,9 % de visitantes, el Arco de Triunfo, un 34,8%, y Versalles, un 16,3%. El CRT estima en 749,7 millones de euros el impacto económico en la región....
Ana Teruel. París. El País, miércoles 24 de agosto de 2016 

martes, 30 de agosto de 2016

Flâneur

La vida cotidiana de Santiago de Compostela bajo el objetivo de Rafa Pasadas. La muestra Flâneur busca ser el reflejo de "un detective moderno por la ciudad. Rafa Pasadas es un fotógrafo andaluz que se enamoró de Santiago hace ocho años por su amplia oferta cultural. Desde entonces vive y desarrolla parte de su trabajo en la ciudad. Es precisamente el día a día compostelano el principal hilo conductor de su proyecto Flâneur, que expone en el bar O Couto Mixto (ruela Oliveira, 3). "El título tiene mucho que ver con las fotos porque es un término que proviene de Charles Baudelaire y que hace referencia a un detective moderno por la ciudad", explica el autor. La mayoría de los momentos fotografiados que conforman la exposición suceden en Santiago, con la excepción de tres imágenes que fueron tomadas en Muros, San Sebastián y Damasco. "Son cosas inesperadas, cosas cotidianas que suceden todo el día, pero que cuando las registras con una cámara fotográfica en un momento concreto adquieren una profundidad  y una dirección", afirma el fotógrafo. Además el artista dedica también su tiempo a elaborar montajes audiovisuales, como videoclips. Uno de ellos junto al músico Marcos Pin, se pudo ver en el Festival Feito a Man. Esta colaboración no es nueva. Rafa Pasadas explica que siempre ha mantenido una estrecha relación con intérpretes de jazz, género que esta muy vinculado a su obra. En esta última muestra, Flâneur, también ha estado presente. En la inauguración de este domingo, él y el pianista Alejandro Vargas improvisaron una proyección de fotografías "con una gran experiencia visual y sonora muy interesante". Dada la buena acogida que tuvo esta fusión de música e imagen, no descartan repetirla antes de que acabe la exposición, que puede visitarse hasta el próximo 20 de septiembre. 
Laura García, M.G. La Voz de Galicia, martes 23 de agosto de 2016

lunes, 29 de agosto de 2016

Los caballeros blancos

"Entre la parálisis y la acción, solo hay un segundo de mala duda que yo soluciono moviéndome", decía Samuel Fuller para resumir su guerra de cineasta francotirador en Hollywood. Nos hemos acordado de la frase del maestro viendo Les chevaliers blancs/Los caballeros blancos, descarnada crónica de lo sucedido hace diez años con una oenegé que quiso llevarse ilegalmente del Chad a cien niños supuestamente huérfanos, para ser adoptados por familias francesas. El caso sirvió para que manipuladores de todo tipo tendieran sombras sobre la labor de las ayudas humanitarias. Hay un momento en el filme en el que el personaje interpretado por Vincent Lindon -un actor lacónico, áspero, quizá antipático, pero siempre con la presencia de una montaña- , al mando de la misión, utiliza más o menos las mismas palabras que Fuller empleaba para seguir adelante al encontrarse el primer muro legal. Y esa es la carga de profundidad de la película, que confronta hábilmente las leyes de los hombres con la moral individual. Es verdad que la hipocresía occidental y el doble efecto devastador del bien ya fueron tratados en muchos otros filmes donde cascos azules, oenegés y cooperantes hacían chapuzas por el mundo, burlando las mil trampas de la corrección y la burocracia. Desde farsas como Los negros también comen, del tándem Frerreri-Azcona, hasta Disparando a perros, pasando por Un día perfecto. Pero el belga Joachim Lafosse-director de la notable Perder la razón- es un cineasta dotado del gran don de la observación. Su película goza de un saludable estilo documental y toda la cansina monotonía de los tiempos muertos, en la noche, en los campamentos, en los largos viajes por el desierto africano, la jalona con algunas secuencias de choque inolvidables, cargadas de poderosa fuerza simbólica: la madre desesperada cuyo rostro no vemos y que persigue a los europeos para que se lleven a su bebé, o el niño hambriento sentado delante de un vaso de leche, negándose a beberlo. A veces Los caballeros blancos es un film frío, puede que incluso inane, pero es de esas películas que hacen falta en este miserable mundo neoliberal.
Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, domingo 21 de agosto de 2016  

domingo, 28 de agosto de 2016

La espalda de Montmartre, 2

Vista de los viñedos de Montmartre
El vino ha aportado mucha felicidad al barrio, y lo sigue haciendo. La existencia de viñas en Montmartre se remonta al año 994. Cada otoño tiene lugar una fiesta de la vendimia, en la que el vino se vende en subastas. El Clos Montmartre son unos 1.500 metros cuadrados de viñedo que dan color e identidad a este lado de la butte. Además, enfrente está la Maison Rose, un café memorable, pues en este edificio vivió el pintor Maurice Utrillo, hijo de Suzanne Valadon (la mujer que con su rechazo provocó que Erik Satie compusiera sus Vexations) y pintor maldito que rompió con la tradición paisajista creando una poética urbana espolvoreada de melancolía. Y a los pies de la viña, otro símbolo: Au Lapin Agile, cabaret inmortal, comprado en 1902 por Aristide Briand, que conoció la gloria en los años cuarenta, y en el que Picasso, Modigliani y tantos otros supieron divertirse. Para comer típicamente parisiense y entre vecinos nada como el bistrot Au Rêve. Es tan auténtico que se asemeja a un bouchon, los restaurantes típicos de Lyon. No obstante, en el barrio, por la privilegiada ubicación de sus terrazas, hay quien prefiere Le Francoeur, y enfrente, más popular, Francis La-butte. Ambos se aprovechan  de la cercanía de la prestigiosa escuela de cine La Femis, fuente de estudiantes entusiastas y otra pista ineludible, instalada aquí en 1996 en lo que eran los antiguos estudios Pathé, cuyo edificio fue renovado por el arquitecto Yves Lion en 1999. Desde aquí si apatece un largo paseo, vale la pena acercarse  hasta la Recyclerie, café-cantina-granja urbana que tiene encandilados a los amantes de lo vintage. Si no, cerca del ayuntamiento del distrito, tras la plaza de Jules Joffrin, nunca fallan dos opciones para rastreadores de antigüedades con buenos precios, nada como Emilie y para melómanos de la música en vinilo, la reputada Exodisc. La Rue Damrémont es clave en el barrio. Calle de floristerías y pequeños comercios con charme. Tiene varios reclamos. Algunos como la quesería Chez Virginie, son instituciones. Las colas que se forman en su puerta forman parte del imaginario del barrio. Es el lugar ideal para hacerse con un comté de 41 meses de affinage o un cammenbert au calvados. En la misma calle queda un mural de azulejos de Poulbot que decoraba el acceso a unos viejos baños públicos. Y en el nº 53, en 1901, nació el gran André Malraux. De camino a Au Clair de Lune se cruza la Rue Nicolet donde vino a vivir Verlaine recién casado con Mathilde. Fue aquí donde en 1871 apareció Rimbaud con el poema Le bateau ivre en el bolsillo. Lo malo es que Verlaine lo había ido a buscar a la Gare du Nord y se habían cruzado. Abrió Mathilde...
Use Lahoz. El viajero. El País, , viernes 12 de agosto de 2016.

sábado, 27 de agosto de 2016

La espalda de Montmartre

La casa de A. Loos de T. Tzara
Historias de los poetas Rimbaud, Verlaine y Tristan Tzara, de la cantante Dalida o del músico Erik Satie. Al otro lado de la basílica del Sacré-Coeur se extiende la parte menos frecuentada del legendario barrio parisiense. Hay veces que Montmartre parece ser un desmesurado escenario de decorados dispuestos para el disfrute del turista. Aquí el Sacré-Coeur, aqui la Place du Tertre, allí el bar de Amélie, aquí las ostras de La Mascotte. Bien, todo ideal, pero este barrio tiene mucho más. ¿Por qué tan poca gente se anima a bajar la butte /colina tras la mítica basílica del Sagrado Corazón? Parece que no haya vida más allá, pero sí la hay, y es una vida duradera, firme, en la que reside lo más auténtico de un barrio tocado por la épica artística. La casa de Adolf Loos para Tristan Tzara. Para conocer un mundo inesperado y hedonista conviene visitar temprano la Avenue Junot. En el nº 15 el arquitecto austríaco Adolf Loos construyó en 1926 la casa donde vivieron el poeta dadaísta Tristan Tzara y su mujer, la pintora Greta Knuston. Único trabajo de Loos en Francia, es un edificio equilibrado y racionalista, concebido como un paralelepípedo que aprovecha el desnivel de la calle. Acentúa el deseo de dedicarse a la poesía dadá. Al lado, en el 13, vivió el dibujante Francisque Poulbot, quien estaba tan ligado a la vida del barrio que quiso crear la República de Montmartre. Dibujó entre otros a Gravoche, tierno personaje de Los Miserables, novela en la que Victor Hugo escribió una frase eterna:"Errer est humain, flâner est parisien"/ errar es humano, pasear sin rumbo es parisiense. La esquina del número 39 es fundamental para mitómanos: aquí se hallaba el Hotel Alsina, (que aparece en tantas películas), donde Edith Piaf tenía habitación todo el año y (dicen) recibía a su amante Ives Montand, El Cine 13, La plaza Marcel Aymé o el Moulin de la Galette, histórica sala de baile retratada por Renoir, Casas, o Toulse -Lautrec, hoy reconvertido en restaurante, son otros referentes del distrito a tener en cuenta. Acortando por Allée des Brouillards se llega a la coqueta Place Dalida donde una escultura recuerda a la popular y polifacética artista egipcia y vecina, que se quitó la vida a dos pasos, en el 18 de la Rue d'Orchampt, en 1987, dejando una nota tan escueta como precisa: "La vie m'est insupportable, pardonnez-moi"....
Use Lahoz. El País, El viajero, viernes 12 de agosto de 2016.

viernes, 26 de agosto de 2016

Bamboleo, una fantástica impostura

Los Gipsy Kings
Los Gipsy Kings vendieron en 1988 la rumba flamenca al mundo entero. Seamos sinceros: en España, lo de los Gipsy Kings siempre ha producido vergüenza ajena. Y vergüenza propia. Tiene bemoles: son franceses los que han exportado ese prodigioso quitapenas que llamamos rumba catalana. Unos gitanos de Montpellier y Arlés cuyo vocalista ni era capaz de hablar en castellano. Y cantaba de aquella manera, aprendiéndose las letras fonéticamente, con feliz ignorancia de la gramática. Duro y en los morros. El mundillo flamenco español fue incapaz de articular palabra: unos primos gabachos que se alzaban con el santo y la limosna. Desde aquí siempre se miró a los flamencos del sur de Francia con condescendencia. Solían ser instrumentistas, como Manitas de Plata, expertos en florituras y maestros en embaucar a la jet set de la Costa Azul, nada que eclipsara a los creadores del arte jondo. Pero estos Gipsy Kings, algunos emparentados con el citado Manitas, resulta que cantaban. Y se apropiaban sin rubor de hallazgos ajenos. Vean Bamboleo. Es un injerto de dos canciones sudamericanas: Caballo viejo, del venezolano Simón Díaz, con fecha de 1980, y Bamboleo, samba del carioca André de Sá Filho que grabó Carmen Miranda en 1931. Sin embargo, en el disco de los Gipsy Kings aparecía firmada por los tres jefes del grupo: Nicolás Reyes, Tonino Baliardo y Chico Bouchikhi. Otras grabaciones plagiaban a autores españoles. ¿Hizo algo la SGAE? Quita, quita: nada de meterse en avisperos. Eso sí: prescindieron del pelotazo de Gipsy Kings en su libro de referencia, el monumental Solo éxitos: año a año 1959-2002; el único Bamboleo allí presente es la versión fotocopiada del malagueño Tijeritas, que grababa para la multinacional Epic.  Resulta que el primer álbum internacional de los Gipsy Kings -que incluía Bamboleo y Djobi, djoba- salió en una modesta discográfica barcelonesa, especializada en danse music. Tengo que reconocer, que tragándome todos los prejuicios, yo me quede encantado con ese disco de los Gipsy Kings. Con todo, no pillé el truco hasta que pude verlos en directo. en el Wembley Arena, ante 12.000 londinenses, y fue impresionante: un show perfectamente coreografiado....Por mi parte, me salió el prurito nacionalista. La frustración de que nadie en España hubiera sido capaz de concebir semejante jugada: rumba for export. ¿Importa mucho? Creo que sí. Treinta años después, en los cinco continentes, si surge la palabra "flamenco", inmediatamente te responden con "¡The Gispy Kings!" . Y no vale la pena explicarles el error.
Diego A, Manrique. El País, miércoles 17 de agosto de 2016

jueves, 25 de agosto de 2016

EL cabaré dadá sigue abierto

Retrato de Tristan Tzara de r. Delaunay
El movimiento que reventó las costuras artísticas y literarias y abrió paso al surrealismo permanece vivo a sus 100 años. Dadá es centenario y aún no llegamos a comprender todo su alcance ni su significado. Un cabaré de excesos poéticos, plásticos, escultóricos, musicales y teatrales, con el nombre de Voltaire, fue su cuna en Zúrich durante la Primera Guerra Mundial. Allí recalaban artistas que huían de diferentes partes de Europa para berrear contra la carnicería, cuenta el crítico de arte Javier Maderuelo. Se requerían hombres nuevos, rudos y saltarines, "jinetes del hipo", según Tristan Tzara que expandieran lo que el artista llamó aquel "microbio virgen". Eufóricos permanentes en ese vértice de temperamentos revolucionarios", que fue la ciudad suiza, en palabras de Richard Huelsenbeck. Asesinos estéticos que pasaran a cuchillo las gargantas de lo que consideraban arte antiguo. Un compendio de definiciones excesivas e iconoclastas podrían alumbrarnos un poco más hoy, pero solo a modo de trampantojo. Cuando hace un siglo Hugo Ball lanzó el término en la revista Cabaret Voltaire, con el mismo nombre del antro en que todo comenzó hacia mayo de 191 6, no pudo calibrar el impacto que aquel tifón engendraba. Pero la duda sobre la paternidad de la marca también apuntaba a Tzara, que dijo descubrir el término "dadá" en el diccionario Larousse. Luego vendrían más explicaciones: caballo de madera, un doble sí en ruso y otras lenguas... Su legado perdura como una sombra de ruptura sin fin en la noria de exposiciones que lo reivindican hoy por todo el mundo. Entre Berín, París, Nueva York y Santander, donde el pasado jueves se ianuguró con fondos de la colección José María Lafuente, Dadá, una exposición esencial de carteles publicaciones e ilustraciones. El rastro dadá muestra un músculo poderoso y vigente. Aquel soplo desinhibido se forjó sobre dos ejes, define Maderuelo en el catálogo de la muestra santanderina, "una especie de ruido simultáneo" que aunará nombres y focos de todas las vanguardias rupturistas montando escándalos. Así se unieron Francis Piucabia, Man Ray, Picasso, Marcel Janco, Kandinsky, Marinet, Duchamp.... O André Breton, que aniquiló el movimiento con su ego megalómano hacia 1922, en pos del surrealismo. Se apuntaron sin dudarlo representantes del cubismo, el expresionismo, el futurismo....Entonando un unísono divergente que se esparció entre Berlín, París o Nueva York. Buscaban una renovación de la mirada global, contaminada por lo que para ellos había sido la peor guerra. "Lo que dadá expresaba era la negación del arte, la cultura o la política en sus formas tradicionales. Asento las bases conceptuales de su antiarte en la provocación, la ironía,el azar, quiso dinamitar los cimientos de la civilización burguesa europea", afirma José Antonio González Fuentes, comisario de la muestra de Cantabria..
Jesús Ruiz Montilla. El País, lunes 15 de agosto de 2016

miércoles, 24 de agosto de 2016

Francia promueve la solidaridad ciudadana

Unos 500 migrantes viven de forma temporal en casa de particulares. Francia quiere promover la "acogida ciudadana " de los refugiados en viviendas de particulares, una medida temporal a la espera de su integración completa. Unos 500 migrantes residen ya en casa de ciudadanos solidarios. El Ministerio de Vivienda quiere ahora acompañar este movimiento mediante una licitación pública realizada hace unos días. Se dirige a asociaciones que deseen actuar como intermediarios, las cuales recibirán 1500 euros por refugiado alojado y por año. El objetivo es conseguir que 1.000 de estos migrantes encuentren techo en estas condiciones. En paralelo, el Gobierno aumentará de 2.000 a 5.000 el número de plazas en los centros de acogida y orientación creados hace un año y repartidos por todo el país. "Este proyecto de acogida en casa de particulares es un complemento" a los centros de acogida oficiales, explicó el viernes la ministra de Vivienda Emmanuelle Cosse, al diario Libération. "Muchos particulares, acompañados por asociaciones como Singa, o edificios religiosos a través de parroquias, acogen ya a personas refugiadas en Francia", añadía. En mayo se reunió con las asociaciones para mejorar las condiciones de acogida y orientar a las familias solidarias. El resultado de las conversaciones es la licitación pública dada a conocer el pasado miércoles. Está dirigida a asociaciones que se comprometan a ocuparse de encontrar casas particulares  a al menos 50 refugiados. Su tarea consiste en identificar a los migrantes que podrían acceder al programa -deben ser mayores de edad, voluntarios y tener ya el estatuto de refugiado- y buscarles una familia de acogida por un período de entre tres meses y un año. Al inicio de cada cohabitación, las tres partes firmarán una convención. La acogida se acompañará de medidas de inserción coordinadas por las asociaciones, como el seguimiento médico, la inscripción en la seguridad social, clases de francés o la inserción profesional del refugiado. Francia se ha comprometido a acoger 30.000 refugiados venidos de Turquía, Líbano y de los puntos calientes de Grecia e Italia, de los cuales ya han llegado 1.330. Estos se suman a los miles que llegan al país por sus propios medios.Unos 47.000 han solicitado el asilo en lo que va de año.  
Ana Teruel. París. El País, lunes 15 de agosto

martes, 23 de agosto de 2016

El color de Chagall, 2

La exposición Marc Chagall y sus compañeros rusos incluye además la reconstrucción de la habitación de la casa de Marc Chagall en Vitebsk: "El mobiliario original, traído por completo desde el Museo de San Petersburgo ha sido colocado exactamente tal cual estaba con ayuda de varios planos", explica Joseé María Luna, director de la colección, que ve interesante "contextualizar al artista". Gracias a uno de sus conocidos cuadros, se ha evocado la vista que tenía Chagall desde la ventana. Admirado por Picasso, que dijo que cuando muriese Matisse quedaría Chagall como el "único pintor que de verdad entiende lo que es el color", en toda la obra del maestro ruso se respira un tono autobiográfico. Lo eslavo, lo judío, lo rural, las ganas de vivir a veces empañadas por la rutina. "En sus cuadros, desde el principio hasta el fin, los temas protagonistas eran aquellos conectados con la vida cotidiana, la gente que conocía y que quería en Vitebsk: Chagall no se limitaba a las formas abstractas, explica Eugenia Petrova, directora artística del Museo Estatal Ruso. En Moscú, Chagall también fue un referente para la comunidad judía local, dando clases a niños judíos sin hogar en el suburbio de Malajovka. Para entonces, Moscú se había convertido en un lugar poco acogedor para un artista con pocos recursos como él. La fama lograda al calor de la revolución no le había reportado prosperidad. Atosigado por esas estrecheces económicas, cansado de ir y venir a Moscú desde las afueras en trenes atestados, en 1922 dejó la URSS. Se fue a Francia, donde residiría hasta su muerte, con la excepción de su paréntesis en Estados Unidos. Allí volvería a diseñar decorados, como los del ballet Aleko. En París pintó el techo de la ópera de la ciudad, 220 metros cuadrados para plasmar la concepción del color que lo hizo único. Volvería a la URSS en 1973, invitado por el Ministerio de Cultura. Visitó Leningrado y también Moscú, donde el Museo Tretiakov celebró, igual que ahora, una exposición en honor del genio que no supo cuidar.
Xavier Colás. Moscú. El Mundo, jueves 21 de julio de 2016.

lunes, 22 de agosto de 2016

La contradicción de la luz, 2

En 1952 Picasso transforma una capilla románica
en un templo de la paz decorado con frescos.
Pero, antes de todos fue Jean Vigo en A propósito de Niza el primero en descubrir el carácter de escenario del mundo, del moderno, de la Promenade des Anglais y de Niza entera. En 1929, el director de L'atalante y Cero en conducta ofrecía algo más que un simple y mordaz retrato de la burguesía francesa. En media hora, él y el fotógrafo Boris Kaufman acertaron a radiografiar con una inédita crueldad cómica el espíritu contradictorio de su tiempo. La cámara se sitúa en el boulevard y recoge cada gesto. No hay más. De nuevo, el drama mínimo de la sociedad que descubre la piel bronceada, el tiempo libre, la vanidad y la falta de pudor se ofrece como una simple y sangrante paradoja. Detrás de la excitación se esconde el hueco, la sombra. En Arlés Van Gogh soñó la posibilidad de un arte futuro. "La pintura será color o no será", dijo. Y hasta allí se llevó, en un frasco irrefutable, a Gauguin y Signac. "El futuro está en el sur", insistía antes y después de enloquecer. Todos obedecieron. Renoir en Cagnes, Matisse en Collioure, Braque en La ciotat o Cézanne en L'estaque imaginaron desde el más carnal de los mundos, la obligación de una modernidad ensimismada, de un futuro envenenado de ismos (del fauvismo al cubismo que vendrá) que buscaron la forma de inventar el mundo de espaldas a la propia realidad. Como si el exceso de luz les hipnotizara y les molestara a la vez. Como si el lujo llamara necesariamente a la miseria. En 1955, Picasso se mudaría a Cannes. Allí, La Californie, su casa estilo belle époque, se convertiría en lugar de peregrinación para la intelligentsia de la época. Allí viviría con su última esposa, Jacqueline Roque, hasta mudarse a Mougins. A las afueras del pueblo, acabaría por retirarse para trabajar en algunas de sus obras más discutidas, por oscuras, pese al resplandor y allí, el 8 de abril de 1973, moría. Hablamos de un lugar no lejano del sitio en el que Picasso, recién llegado con Françoise Gillot después de la guerra, pintó los emocionantes, luminosos y de nuevo triste murales de la capilla románica del castillo de Vallauris. Otra vez, la contradicción de la luz. En La baie des anges, Jackie, el personaje de Moreau, encuentra a Jean Fournier (Claude Mann). Éste acaba de descubrir la excitación de un golpe de suerte y el destino - siempre él en el cine de Demy- le lleva a la Promenade des anglais. Entre la vida ordenada y pobre del oficinista y la excitación del jugador, Jean cree descubrir el sentido de una luz nueva; la que no existe en París. Pero le puede el miedo. Jackie vive la vida como una herida, con la claridad del exceso. Siempre muy cerca del suicidio. Entre el lujo y la miseria. Fundido en negro.
Luis Martínez. El Mundo, domingo 17 de julio de 2016

domingo, 21 de agosto de 2016

Provenza, la meca secreta del lujo mundial, 2

Jardín diseñado por Dominique Lafourcade
También Cézanne, Matisse, Picasso y toda una legión de artistas que buscaron la luz única de la Provenza se movieron por aquí, y Jean Cocteau eligió las impresionantes canteras y el castillo medieval de Les Baux en Provence - a unos 20 kms de Saint-Rémy- para rodar su película El testamento de Orfeo en 1959. No solo por la presencia recurrente de tan ilustres visitantes, pero está claro que también por ello, y por la concentración de restaurantes estrellados por la Guía Michelin, es esta una región por la que siempre se pegaron y se siguen pegando las grandes fortunas procedentes de Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Italia y ahora también del este de Europa... Todos estos clientes potenciales aspiran a poseer aquí una bastida -edifico de tres o cuatro alturas- o un mas -nombre que recibe la masía de dos alturas en la Provenza- o un castillo o, incluso una abadía. Y para esta clientela de tronío nacieron los Lafourcade. Bruno Lafourcade, el patriarca familiar, instaló su estudio de arquitectura y restauración de edificios históricos en Saint-Rémy en 1977. Fallecido repentinamente a principios de este año, es ahora su hijo de 40 años Alexandre quien sostiene las riendas de esta auténtica factoría de recuperación del patrimonio histórico-artístico. Su madre, Dominique recibe en lo que fuera un viejo hangar de almacenaje de verduras y actualmente es su casa, un infinito y precioso loft a las afueras de Saint-Rémy, pared con pared con la casa de Yves Saint Laurent y Pierre Bergé. Ejerce de paisajista en el seno del negocio familiar. Arquitecta de paisajes y jardines: una señora elegante y culta que escribe poesía, confecciona increíbles lámparas con trozos de botellas de plástico y dibuja jardines de famosos. Algunos de sus clientes no tienen nombres de andar por casa, por ejemplo: Brad Pittt o Hugh Grant....La clave de estos artesanos del ultralujo es clara: "Sea cual sea la importancia de las obras realizadas, el edificio restaurado o construido debe dar la impresión de que siempre estuvo allí". La naturaleza, la comida , el vino, el sol y  la luz de la Provenza conforman el porqué de su tirón perenne. Pueblecitos como Saint-Rémy , Salon, Ménerbes, Bonnieux, Eygalières, Lauris, Lourmarin... justifican las páginas en las que el escritor, periodista y publicista estadouniense, Peter Meyle, plasmó en su celebérrimo libro Un año en Provenza (1969) toda la magia del lugar. Al final, Mayle y su esposa tuvieron que vender su casa de Ménerbes. Cada mañana, legiones de turistas japoneses se agolpaban en su puerta pidiendo autógrafos. Los bestsellers y la Provenza casan mal.
Borja Hermoso. Saint-Rémy de Provenza. El País, domingo 7 de agosto de 2016

sábado, 20 de agosto de 2016

Provenza, la meca secreta del lujo mundial

Fachada de la Abadia de Pierredon
Si de verdad todo es cíclico, ¿qué pensarían aquellos 12 monjes que, persiguiendo el ideal de pobreza extrema y cercanía del Supremo fundaron en 1205 la Abadía de Pierredon, una absoluta tierra de nadie entre rocas, matojos y culebras en un lugar remoto que por supuesto no se llamaba Provenza? ¿Qué pensarían hoy si, gracias a un clic mágico y retroactivo, se levantaran de sus tumbas y contemplaran lo que en esta radiante tarde de verano se abre a los ojos del visitante de Pierredon? Más de 800 años después, Pierredon sigue en pie, pero ocurre que desde 1999 es la mansión de un multimillonario hombre de negocios milanés que cayó rendido ante la sobredosis de quietud que desprende el lugar.... Hoy la Abadía de Santa María de Pierredon, bajo el sol plúmbeo de este verano provenzal, ya no es una abadía, sino una casa de campo cuya existencia parece directamente irreal si no fuera porque la tenemos delante de nuestros ojos: su capilla románica del siglo XII con torre y campanario (reconvertida en un salon más de la casa familiar), sus parterres de verde y lavanda, sus jardines dibujados con escuadra y cartabón, su casita de los niños en medio del jardín, sus balconadas de hierro forjado, sus suelos de piedra clara, sus estanques perfectos y, en general, el mundo caracterizado por el encanto de esas cosas que -aún siendo relativamente nuevas- parece que siempre estuvieron ahí...El Parque Natural de Les Alpilles, la región del Luberon y la Provenza entera que cantaron Marcel Pagnol, Lawrence Durrell o Jean Giono es el territorio por el que se mueven los Lafourcade. Una familia que lleva 40 años instalada en un viejo almacén de bebidas reformado en el centro del encantador pueblo de Saint-Rémy de Provence, un lugar que representa la quintaesencia del hedonismo provenzal. El enclave por donde pasaron ligures, griegos, romanos, vándalos y visigodos antes de caer bajo el manto protector de los papas de Aviñón es famoso por varios motivos. Sobre todo porque entre el 8 de mayo de 1889 y el 16 de mayo de 1890, un Vincent Van Gogh, tocado de pleno por el estigma del desequilibrio mental estuvo internado aquí, exactamente en el Sanatorio Mental de Saint Paul de Mausole. Aquí alternó sus problemas de salud con una actividad artística que pudiera tildarse de patológica, en la que se incluyen 150 cuadros, y entre ellos varias obras maestras del genio holandés como La noche estrellada o Los Iris.....
Borja Hermoso. Saint-Rémy-de-Provence. El País, domingo 7 de agosto de 2016

viernes, 19 de agosto de 2016

Donde todo es posible

Donde todo es posible era el título que había asignado a mi texto que finalmente nombré Écrire et tricoter/Escribir y tejer. La irrupción en el libro del que les hablaba, de esa imagen, muy similar a la  que da nombre a este blog, provocó la sustitución del título previsto. El sentido de Leer y tejer lo expuse en los primerísimos artículos de 2011. Primero fue leer, después tejer. En mi caso faire du crochet/ tejer con un crochet/ganchillo, una variante de tricoter/tejer con agujas que es lo que hacía la abuela de L'origine de nos amours. El objetivo y el modo de hacer son los mismos. Los describe muy bien el abuelo del narrador cuando desarrolla la imagen:" dar calor, abrigar a la gente... A través de líneas, filas, poco a poco el motivo va apareciendo".  A mí me parece que el significado de Leer y tejer es evidente. Pero por las preguntas y algunos comentario de los lectores percibo que no lo es para todo el mundo. Cuando hablo de tejer lo hago en sus doble acepciones: real y figurada. Es cierto que siempre me gustó el crochet y que he abrigado a muchas amigas con los chales que tejí y ahora a algunos bebés con pequeñas mantas de cuna. En sentido figurado, con mis escritos pretendo sustituir esos chales por una red de palabras que me gustaría que diesen calor a los que las leen. Si prefiero la palabra tejer a escribir que es lo que hago, probablemente sea un homenaje a mi madre que, como la abuela del narrador, nos abrigó, nos dio calor con su tricoter, su faire du crochet . Me alegró mucho compartir la imagen de mi leer y tejer con écrire et tricoter de Erik Orsenna. El  la eleva a las alturas de la música de !!Bach!!. Unos meses antes sentí una emoción parecida con el psiquiatra y escritor Boris Cyrulnik, el gran divulgador de la resilencia. En una de sus últimas entrevistas, que ya cité en Libros y felicidad, a la pregunta sobre qué es la felicidad, respondía que nadie puede definirla. "Es algo que se tricota cada día"... Estas gratificantes coincidencias con escritores consagrados para una aficionada de la escritura, como yo, me animan a continuar escribiendo, tejiendo la red de amistad que pretendo. Se mueven las manos sobre el teclado y, al igual que el crochet enlaza los hilos, enganchan texto con texto, libro con libro  para unirlos en un manto. 

 Estaré una semana en un lugar entre montañas sin internet. Trataré de no romper el lazo. esa es la razón de que publique hoy estas líneas, alterando el orden habitual del blog. En todo caso, si Leer y tejer  se apaga, volverá dentro de una semana.

Carmen Glez Teixeira

jueves, 18 de agosto de 2016

Muerte de un silencio

Los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York despertaron aquellos crudelísimos fantasmas de la adolescencia. Y decidió enfrentarse a ellos escribiendo, como en un exorcismo. Clémence Boulouque (Prís, 1977) tenía apenas 13 años cuando su padre -juez antiterrorista- se suicidó arrasado por la insoportable presión mediática y pública a la que su trabajo se vio sometido cuando hubo de encargarse de los atentados que sufrió la capital gala a mediados de los años ochenta, con las sombras del Líbano y de Irán merodeando. Un asunto de política internacional que lo sobrepasaba vino a enturbiar su tarea y sus decisiones personales. La sospecha de haberse plegado a oscuras razones de Estado cayó sobre él. El juez Gilles Boulouque se pegó un tiro en la casa familiar de la calle Caulaincourt, en 1990, con el arma que le habían facilitado para su protección. Aquel trauma que Clémence enterró tan elípticamente afloró tozudo con la masacre del 11-S. Apenas dos años después publicó su primera novela, Muerte de un silencio, en la que da rienda suelta a la expresión de una dolorosa ausencia, la temprana orfandad, la pérdida. Pese a las fuertes connotaciones públicas, el relato se mueve en el territorio de la intimidad, de los recuerdos, de lo confesional.
H.J.P. Redacción. La Voz de Galicia, martes 2 de agosto de 2016
Muerte de un silencio. Clémence Boulouque. Editorial Perférica

miércoles, 17 de agosto de 2016

Jornaleros y universitarios españoles para las vides francesas

A comienzos de septiembre, José Antonio Nárvaez, 21 años, irá a vendimiar a Francia por tercera vez. La primera campaña la hizo justo cuando cumplió la mayoría de edad y desde entonces solo ha faltado en una ocasión. "Me fui con mi tío que es el encargado de llevar a la cuadrilla en la que voy", explica, y cumple así con uno de los patrones habituales entre quienes a finales de agosto y comienzos de septiembre se van a recoger uvas al país vecino: ir con familiares. "De los 16 que vamos en el grupo, 11 somos tíos o primos", ahonda este jornalero de Alcalá del Valle (Cádiz) que el resto del año participa en otras campañas agrícolas, "recogida de la aceituna o del espárrago verde, muy típico en el pueblo". Nárvaez y sus 15 compañeros de viaje se suman a los 15.000 españoles que, tanto UGT como CCOO, calculan que irán este año a Francia para participar en la tradicional vendimia. El dato está muy alejado de los 96.000 que participaron en 1972, aunque por encima de los 10.000 de 1992, el año del mínimo según las cifras del primer sindicato. UGT añade otro dato: en torno al 10% de los que van a Francia a recoger la uva son universitarios. "Antes este colectivo era anecdótico, pero desde hace unos tres años hemos detectado su crecimiento". Esta afirmación esta en consonancia con los números de CCOO, que señalan que entre quienes demandan este trabajo por primera vez hay un 20% de jóvenes menores de 30 años que tienen formación universitaria y conocimiento de idiomas... El principal atractivo del sector es el salario. Este año el salario mínimo es de 9'67 euros, lo que cobran los cortadores de racimos. Un mínimo que varía según las zonas y la tarea. En la región de Burdeos, el mínimo que cobra un cortador por hora son 9'67euros, un portador gana 9'8 y un conductor 10'21; pero en Macon, cerca de Lyon, el trabajo de cortador se paga a 9'91 euros y el de portador a 10'21...
F. Uranga/ M. V. Gómez. Madrid. El País, jueves 4 de agosto.     

martes, 16 de agosto de 2016

El color de Chagall

La Galería Tretiakov de Moscú y el Museo Ruso de de Málaga recuperan la obra del pintor. La Galería Tretiakov expone por vez primera de manera permanente siete decorados que el pintor francés de origen bielorruso Marc Chagall pintó para decorar el Teatro Judío de Moscú. Chagall recibió en 1920 el encargo de pintar nueve tapices para el Teatro Judío después de que éste fuera trasladado de San Petersburgo a Moscú tras la Revolución Bolchevique. Dos de ellos se perdieron y no se han podido encontrar. La pinacoteca recibió estos tapices en 1949 tras el cierre del teatro. Ahora serán exhibidos junto a uno de los cuadros más famosos del artista: Sobre la Ciudad. Chagall nacido en 1887 en Vitebsk (la actual Bielorrusia) en el seno de familia de lituanos judíos, sufrió el antisemitismo de los últimos años del zarismo. Se instaló en San Petesburgo con la intención de convertirse en un gran artista y fue alumno del pintor Léon Bakst. Fallecido en 1985, a Chagall se le considera un exponente de la primera generación de modernistas y un artista judío de talla universal que, sin embargo, siempre plasmó en sus obras la vida diaria de la pequeña Vitebsk: una ciudad de 65.000 habitantes, la mitad judíos. Era considerada la Toledo de Rusia  en aquellos años. Desde la caída de la URRS, estas obras se han expuesto de manera itinerante en casi medio centenar de ciudades. En buena medida son producto de la ligazón de Chagall con la capital rusa, a la que regresó en 1920 para trabajar en el Teatro Judío, donde desempeñó el puesto de diseñador, usando las técnicas que le enseñó Bakst, su primer maestro, que también se había dedicado a elaborar decorados. Sus creaciones sirvieron de fondo para montajes de Gogol o Singe. Los moscovitas pueden desde ahora contemplar siete de esos tapices, pues los otros dos se perdieron. En total, a lo largo de su carrera, cuatro decenas de tapices llegaron al mercado, casi siempre en colaboración con Yvette Cauquil-Prince, una maestra del tapiz belga que también trabajó con Picasso. Los lienzos viajarán de nuevo a finales de este año a Montreal para una exposición, tras la cual regresarán a la Galería Tretiakov, donde se exhibirán de manera permanente. Pero el genio de Chagall también se va a dejar ver en España. La Colección del Museo Ruso de Málaga inauguró el 20 de julio la exposición Marc Chagall y sus contemporáneos rusos, con 58 obras del genio de Vitebsk y otros 14 artistas... De Chagall se exponen 17 obras procedentes en su mayor parte del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo....
Xavier Colás. Moscú. El Mundo,jueves 21 de julio de 2016

lunes, 15 de agosto de 2016

La contradicción de la luz

La baie des anges/ La bahía de los ángeles, de Jacques Demy, es el punto de llegada de la fascinación del arte por Niza. "Entre el lujo y la miseria".  Así se describe a sí mismo  el personaje interpretado por Jeanne Moreau en La baie des anges. De paso, dibuja con su voz grave el estado de quizá su alma, de su tiempo, del boulevard que pisa. En realidad, y pese a lo trágico de la afirmación, se limita a dar razón del vagar entre un extremo y otro al que le somete su adicción. Vive prácticamente en el casino de Niza. O en el Enghien-les-Bains cerca de París. O cuando las cosas le van bien en el de Mónaco. Y así conoce desde la dura soledad de los bancos de las estaciones de tren  a la exuberancia de los mejores hoteles....La segunda película de Jacques Demy, de ella hablamos, empieza con un plano extraño. La pantalla en negro encuadra en un círculo iluminado el gesto perdido de Moreau. Pelo rubio platino, vestido blanco. Solo una mancha de luz en el centro de la oscuridad. El iris se abre y, ante los ojos de un espectador aún no acostumbrado a la luz, se descubre exhausta la heroína trágica. Pasea por la Promenade des Anglais, no lejos del icónico hotel Le Negresco. Recuperar esa imagen cerca de la premonición, ahora y por siempre manchada de sangre, duele. La cinta de 1962 resume de manera perfecta la fascinación que siempre ha producido en el mundo del cine, de la literatura o de la pintura ese espacio casi mítico y contradictorio entre el cielo y el infierno, entre el lujo y la miseria, que se prolonga mucho más allá del cabo de Antibes desde la propia Niza (ese es el límite de la Bahía de los ángeles). El responsable de Los paraguas de Cherburgo militaba en la seriedad de los cielos que se desploman de la costa atlántica. Descubrir, de repente, el sol del sur hizo de él un director fundamentalmente melancólico. De pura luz. No hace tanto los museos de Marsella y de Aix-en-Provence repasaban en una exposición con el nombre de Le grand atelier du midi/ El gran taller del mediodía) la influencia ejercida en el nacimiento de la pintura moderna, no solo impresionista, de "la limpia suciedad de la luz". "Aquí el cielo está más alto" decía Braque antes de deconstruir la forma de la realidad en el cristal de la geometría. En los años 20 fue la generación perdida con Fitzgerald y Hemingway los que lo colonizaron desde Juan-les-Pines al oeste de Cannes siempre detrás de un tiempo que se quería, tras la Gran Guerra, necesariamente nuevo y por fuerza luminoso. Aunque infinitamente triste. En Suave es la noche se refleja la relación torturada de Scott y Zelda con la rara claridad atormentada de la bahía....Y no lejos del mismo resplandor, El jardín del Edén, la novela póstuma (en todos los sentidos) de Hemingway también ambientada en Cannes...
Luis Martínez. El Mundo, domingo 17 de julio de 2016

domingo, 14 de agosto de 2016

Écrire et tricoter/Escribir y tejer

La semana del 1 al 6 de agosto El País publicó un relato por entregas diarias, Donde todo puede pasar, firmado por Marta Fernández. El donde era la librería llamada La Casa de Asterión que el narrador hereda de su tío. "Todo lo que puede suceder en el mundo está en esta librería. Y lo que no puede suceder, también" le decía su tío convencido de que quien lee multiplica su existencia por la infinidad de los mundos impresos. En La Casa de Asterión los libros viven solos, cambian los guiones, son distintos los finales; las historias nunca se quedan quietas, ignoramos lo que los libros hacen cuando no los miramos. Y lo que hacen es vivir... La casualidad me sorprendió una vez más. Pasé la segunda quincena de julio ordenando libros. Hacía tiempo que se habían adueñado de la casa, sembrando un  caos perfectamente organizado. Como dispongo de espacio, silenciosos, sigilosos fueron poco a poco invadiendo mi habitación, los otros dormitorios, la sala de estar y por supuesto el estudio que se estaba convirtiendo en almacén. Tengo que reconocer que hacía unos seis años que les dejaba hacer arropándome con su presencia, con el calor de su compañía. Porque hace mucho tiempo que, como en La casa de Asterión , los libros también tienen vida en la mía.

Tienen vida porque gran parte son un testimonio de mi historia familiar: la pequeña biblioteca de mis padres, los de la infancia compartidos con mi hermano, algunos de los años universitarios de los dos, la infancia de mis hijos, los que fuimos reuniendo mi marido y yo en las diferentes casa donde vivimos. El grueso lo forman libros relacionados con nuestros trabajos respectivos  ciencia política, filosofía, lengua y literatura francesa aunque hay muchos también de otras literaturas o especialidades. A todos ellos vinieron a sumarse los que me envió la facultad a la muerte de mi marido y que traté de acomodar como pude por las estanterías dispersas por toda la casa, bastantes aún siguen en cajas en el desván. El conjunto es de lo más variopinto. En las noches de insomnio y soledad, cuando la casa habla con esos leves ruidos que no identificamos, imaginaba que autores y personajes se susurraban comentarios de una a otra estantería. Otras veces, eran mis escritores preferidos que me contaban alguno de sus libros para ayudarme a conciliar el sueño. Por eso nunca sentí, ni siento miedo sola en esta casa grande poblada de libros. Y por eso, poner orden en los libros aunque es un trabajo largo, concienzudo que pide tiempo, está lleno de sorpresas, de recuerdos conmovedores, con frecuencia gratificantes. Muchos de mis libros son regalos de amigos que había olvidado y que se asoman de nuevo sonrientes, en la primera página aunque haga tiempo que no sepa de ellos o que, desgraciadamente, ya no estén aquí. Otros que considerábamos perdidos, de repente aparecen. Entre los hallazgos de esta vez el que más celebramos fue L'étranger de Camus, un gran alivio para mi hija que se sentía culpable de haberlo extraviado, con el nombre y la firma de su tío, mi hermano, comprado en la librería Cervantes de Salamanca, en 1965. Me queda mucho por hacer, la faena es larga pero al menos los libros más relacionados con mis intereses están en mi habitación, dispuestos con algo de criterio. Espero que se sientan a gusto y sigan acompañándome sin  demasiados sobresaltos.

sábado, 13 de agosto de 2016

Durmiendo en el hotel Le Corbusier

Unité d'habitation (Ciudad Radianate)
Entrar en el vestíbulo de la denominada Ciudad Radiante de Le Corbusier, subir en uno de sus ascensores a la tercera planta de su legendaria Unidad Habitacional (donde se encuentra el hotel con el nombre del arquitecto), recorrer las calles, que no pasillos) bajo esa luz tenue con destellos de color y acabar en en esa azotea infinita que mira al cielo y al mar de Marsella es ejercicio suficiente para darse de bruces con el genio, la sabiduría y la heterodoxia que encerró la cabeza de Charles-Édouard Jeanneret-Gris, Le Corbusier. Obsesionado desde sus primeros bocetos por trascender la mera génesis, desarrollo y culminación de edificios bellos y prácticos, Le Corbusier (La Chaux-de-Fonds, Suiza, 1887-Roquebrune-Cap Martin, Francia, 1965) fue, más que un arquitecto, un filósofo de la arquitectura. El creador de estructuras y espacios que, junto a Mies van der Rohe, Walter Gropius y Frank Lloyd Wright, más y mejor influyó en la arquitectura moderna alcanzó la plenitud de su oficio cuando aun no había cumplido 40 años. Su manifiesto Cinco claves de una nueva arquitectura (1926) y su concepto de arquitectura de la felicidad se erigieron con el tiempo en una biblia pagana de lo que debe ser el cruce de caminos entre la física y la metafísica en lo que a concepción de soluciones de habitabilidad se refiere. ¿Pueden hacer los edificios mejores personas? Le Corbusier insistió toda su vida en ello. La Unidad de Marsella (el arquitecto realizó otras cuatro en Nantes, Metz, Saint-Étienne y Berlín), conocida como la Unidad Radiante, fue construida entre 1947 y 1952 por encargo del Estado francés. El objetivo era realojar a todos aquellos marselleses que habían perdido sus casas tras la II Guerra Mundial. El mastodonte de hormigón armado de 17 plantas, 137 metros de largo, 56 de alto y 24 de profundidad fue concebido por su creador como un intento de auténtica ciudad vertical y autogestionaria. Le Corbusier profesaba un progresismo social que quiso traducir en formas y contenedores arquitectónicos de talla humana. Y lo demostró con otras obras como ésta, inspirada en los viejos ideales de los socialistas utópicos. Y en eso quedó: en una utopía. La idea original de una ciudad autárquica, solidaria y autosuficiente acabó con el tiempo desembocando en bloques de apartamentos de compraventa o alquiler, un hotel comercial de 18 habitaciones (decoradas con muebles y lámparas del maestro) en la tercera planta, unos 1.200 habitantes y miles de visitantes que cada año se acercan para recorrer el edifico. "A veces es molesto tanto visitante... En 2013 Marsella fue capital europea de la cultura y desde entonces viene más gente. A veces la terraza está invadida y es cierto que nos entra un complejo de animales de zoológico".... ya sabe, explica sentado en el salon de su coqueto apartamento duplex Patrick Bouquet, uno de los habitantes de la Unidad. La Unidad Habitacional de Marsella es, además de monumento histórico francés, uno de los 17 edificios de Le Corbusier que el pasado 17 de julio fueron incluidos por la Unesco en la lista de obras patrimonio de la humanidad en virtud de una candidatura apoyada desde Argentina, Alemania, Francia, Suiza, Bélgica, Japón e India. "Es lógico que sea patrimonio mundial Le Corbusier era un manipulador fascinante y mediante esta estructura descomunal en la que  estamos nos vuelve a manipular como a niños...."explica Dominique Gerardin, propietaria desde hace 13 años del hotel Le Corbusier y del restaurante El Vientre del Arquitecto, situado también en la tercera planta del edificio.....
Borja Hermoso. El viajero. El País, viernes 5 de agosto de 2016

viernes, 12 de agosto de 2016

Yves Bonnefoy, el último mito de la poesía francesa, 2

 Otros libros suyos: Principio y fin de la nieve o Las tablas curvas. En aquellos días de Madrid, con 92 años, dijo que escribía más que nunca. A su edad es casi una extravagancia porque la poesía suele ser un género de juventud:"Si me pregunta que cómo habita en mí ahora la poesía le debo decir que con una fuerza extraordinaria. Pero tengo claro que la patria de mi infancia es la que definitivamente alimenta mi escritura. Incluso me atrevería a decir que toda escritura y experiencia poética. Se lo dice un hombre de más de 90 años. Como afirma Baudelaire, hay que seguir siendo niños para continuar avanzando en las emociones". Aquel hombre nacido en Tours en 1923, que vivió el siglo XX con sus excesos y fascinaciones, profesor, viajero de muchas leguas, sustituyó a Roland Barthes en la cátedra de Estudios Comparados en el Colegio de Francia. Fue una figura con más prestigio que público. Pero tampoco le importó demasiado. Creía en Europa sobre todas las cosas. Y en la mañana de Madrid de aquel último viaje a España, un día antes de las elecciones europeas de 2014, lanzó su defensa del proyecto y sus temores: "La creación de la Unión Europea fue para mí un momento de una gran felicidad. Recuerdo perfectamente aquel día y lo que entonces era este conjunto de países: cañones que se apuntaban de país a país, recelos, fronteras inexpugnables entre nosotros....Pero gracias a aquel proyecto logramos sumar y deja de restarnos. La cultura y la idiosincrasia de los estados miembros no han sido alterados por el proyecto común europeo. Al revés hoy son más notables y visibles. Por eso lamento tanto el recelo que los ciudadanos de casi todos los países tiene hoy ante la UE...Ese no es el camino". Y sin embargo en Gran Bretaña lo ha sido. Yves Bonnefoy fue un hombre que en la literatura se dejó palpar de cuerpo entero. Un maestro. Una baliza. Una lucecita de alerta. A los 93 años sigue siendo, ya de otro modo, aquel verso suyo que no se extingue: "Yo no era más que tierra deseosa". Y ese apetito aún nos desborda.
Antonio Lucas. El Mundo, domingo 3 de julio de 2016  

jueves, 11 de agosto de 2016

Yves Bonnefoy, el último mito de la poesía francesa

Hace algo más de un año el poeta francés Yves Bonnefoy pasó por Madrid, atendió a un par de periodistas y dejó una frase flotando en el hall del hotel donde se alojaba: "La democracia es un modo de hacer sitio para dar cabida a la realidad de los otros". En esa certeza hay mucho de acierto."Por eso creo tanto en la poesía, por que es el origen de la conciencia democrática. La poesía restituye la presencia de los otros y nos hace respetarlos. Si abandonamos la poesía, que es lo que ahora está sucediendo , corremos el riesgo de devaluar el espíritu democrático". Es decir: la poesía como gran escuela de tolerancia. Ese es/era Yves Bonnefoy. El Poeta. El hombre que murió el 1 de julio en París a los 94 años dejando una estela de palabras bien dispuestas, bien escritas, bien firmes. Aquel que no se encastilló en lo literario sino que pisó y pensó el mundo. En los años 40 del siglo pasado se vinculó al grupo surrealista de segunda hora, el mismo que aún capitaneaba Breton aunque con un grupo de adeptos nuevos. Casi todos jóvenes. Y ahí estaba Bonnefoy, que poco antes dejó en la cuneta los estudios de matemáticas para vincularse a la poesía y al arte con una capacidad convulsiva para escuchar, para mirar. Había publicado el primer libro de versos, Tratado del pianista, pero aún estaba por cuajar. El impulso llegó en 1953, cuando dio a la imprenta Del movimiento y la inmovilidad de Douve, el primero de sus títulos reveladores. Un libro que abría senda y ensanchaba los límites de la experiencia del poeta que iba a ser Bonnefoy. Muy en solitario levantó una obra poética, ensayística, crítica y salpicada de traducciones (Shakespeare, Leopardi...). Bonnefoy trabajaba en un estudio de la Rue Lepic, en las faldas de Montmartre..."El ejército de la literatura requiere en ocasiones mantenerse prudentemente apartado". Deja casi 100 libros y esta traducido a 30 idiomas. El Diccionario de mitología le ocupó una década de trabajo coordinando a decenas de especialistas hasta dar forma a seis volúmenes. Lo consideraba su más lograda ambición: unos 6.200 nombres de personajes e instituciones relacionados con más de 20 repertorios mitológicos. "Cada vez más la mitología se nos presenta como uno de los grandes aspectos de nuestra relación con nosotros mismos". Lo escribió en el prólogo a la primera edición de 1981. Pero hay más . Los excelentes ensayos sobre Baudelaire y Rimbaud. Y las aproximaciones audaces a Goya, Picasso, Miró, Giacometti o Balthus.....
Antonio Lucas.El Mundo, domingo 3 de julio de 2016

miércoles, 10 de agosto de 2016

Francia aprende a vivir blindada

Ante la alerta terrorista, las autoridades suspenden eventos, alteran la agenda y despliegan efectivos adicionales. Militares a las puertas de las escuelas judías, socorristas de la policía armados en las playas, registros sistemáticos en las entradas de los grandes centros comerciales...La presencia omnipresente de los efectivos de seguridad se ha convertido en una estampa cotidiana en una Francia objetivo prioritario del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). En total el terrorismo islamista se ha cobrado la vida de más de 230 personas en suelo francés en apenas año y medio. Entre la resignación y la voluntad de seguir con su vida, muchos franceses iniciaron las vacaciones de verano con el terrorismo en mente. El Estado por su parte, refuerza una y otra vez las medidas de seguridad, a sabiendas de que el riesgo persiste. "Hemos cambiado de época y tenemos que cambiar de comportamiento", explica el primer ministro, Manuel Valls, en una entrevista al diario Le Monde. "Esto supone una verdadera revolución en nuestra cultura de seguridad. Para cada evento debemos preguntarnos si es indispensable y si podemos consagrarle unos medios excepcionales en términos de fuerzas de seguridad, los cuales podrían ser destinados a otros fines", añade, antes de recordar que "habrá más atentados". Valls asegura que la guerra contra el ISIS se acabará ganando aunque será "larga"....
Ana Teruel. París, El País, domingo 31 de julio de 2016

martes, 9 de agosto de 2016

Sorolla, un pintor español en París

El Museo de los Impresionismos de Giverny, en Normandía, acoge la exposición Sorolla, un pintor español en París. "Ten en cuenta que no te van a perdonar ser español y triunfar de esa manera", le decían sus amigos al pintor Joaquín Sorolla cuando decidió presentar sus obras en el Salon de la Société des Artistes français en París a finales del siglo XIX. Se equivocaron. Sorolla fue uno de esos pocos artistas que disfrutó del éxito en vida. Y, a día de hoy el público sigue reclamándole. como muestra esta exposición. La muestra presenta en torno a un centenar de obras -pinturas pero también algunos bocetos- de la etapa inicial de Sorolla, desde el comienzo del artista hasta que alcanzó el éxito en Estados Unidos. París fue un punto de referencia para el artista valenciano en su aspiración por convertirse en un pintor internacionalmente reconocido, pues sabía que, como capital del arte moderno, era un punto de reunión imprescindible. "La exposición nace pensando en investigar a fondo su etapa en París, el gran triunfo que tuvo y como le hizo crecer como pintor desde la primera medalla que ganó con el cuadro La vuelta de la pesca  (1894), que el Estado francés compraría para el Museo de Luxemburgo, pasando por su Gran Premio en la Exposición Universal de 1900, hasta que la galería de Georges Petit (marchante de Monet y Rodin ) le dedica una exposición en 1906", explica la bisnieta del artista, Blanca Pons-Sorolla, comisaria de ka exposición y responsable del catálogo razonado de la obra del pintor. París le premió con todos sus reconocimientos, incluyendo el nombramiento como miembro de la Academia de Bellas Artes e incluso al ser premiado con la Legión de Honor. Como recuerda María Fernández historiadora del arte y también comisaria de la exposición, los cuadros que hoy llegan a Giverny, pueblo famoso por acoger la casa de Claude Monet que atrae cada año a más de 600.000 visitantes fueron ya preseleccionados por el propio Sorolla.... Su exquisita selección sigue siendo tan adecuada como entonces pues la muestra, recientemente presentada en Munich, dobló las expectativas de la organización al recibir a más de 175.000 personas y vender más de 100.000 catálogos....
María D. Valderrama. París. El Mundo, viernes 15 de julio de 2016

lunes, 8 de agosto de 2016

Pastel de pera con lavanda

Fotograma de Pastel de pera con lavanda
Quinto largometraje  como director del prolífico guionista Éric Besnard, Pastel de pera con lavanda se cierra con un rótulo en el que se lee: Basado en un cuento de hadas real. El rótulo encierra una paradoja y probablemente funcione también como una falsa pista, porque el cineasta, lejos de transformar en relato cinematográfico una historia real, intenta dar fe de la exhaustiva labor de documentación sobre el autismo que, en colaboración con su propia esposa psicóloga, le sirvió para construir el personaje que encarna Benjamin Lavernhe: un enigma con síndrome de Aspergen que el relato reformulará como una suerte de hombre mágico capaz de tranformar las miradas - y el destino- de quienes le rodean. En Pastel de pera con lavanda una granjera viuda que intenta defenderse del acoso de los banqueros vendiendo merveilles  (el dulce del título en francés: Le goût des merveilles) en el mercado local colisiona (literalmente) con Pierre, un tipo entre la gelidez de una base de datos andante y el desvalimiento del niño perdido que acabará definiéndose como su improbable interés romántico. Besnard invierte esfuerzo en que el sentimentalismo no se desborde, pero no camufla que lo que está ofreciendo responde a ese modelo de película balsámica y empeñada en no buscarse problemas -y en no planteárselos al público- que el reciente cine francés está explotando hasta el agotamiento. Besnard intenta hacer una película sensorial pero cae en ese modelo de imagen que linda con la cursilería publicitaria de un anuncio de yogures. En ocasiones la cámara sigue la mano de Pierre sobrevolando los tallos de ese edénico entorno, redundando en esos tópicos visuales que necesitarían de otro tipo de talento para ser  redimibles.
J. C. El País, viernes 29 de julio de 2016 

domingo, 7 de agosto de 2016

Heridas de muerte las palabras

La promenade des Anglais. Niza
 Un verso del poema Nocturno (1937) de Rafael Alberti: Siento esta noche heridas de muerte las palabras, que conocemos bien los que vivimos los años del final de la Dictadura y la Transición vino a mi pensamiento, con la voz de Paco Ibañez, mientras leía el artículo publicado por Le Magazine Littéraire, (21-7-16) firmado por Simon Bentolila que recoge  lo que dijeron algunos escritores sobre el atentado que causó la muerte de 84 personas y 331 heridos  la noche del 14 de julio en Niza. Son escritores vinculados a la ciudad,  porque nacieron y crecieron allí como Jean-Marie-Gustave Le Clézio; viven en esa ciudad: Max Gallo; estaban en Niza la desgraciada noche como Joann Sfar o muy cerca, en Avignon, Christine Angot. En el mismo artículo Simon Bentolila incluye otros dos textos de opinión, uno de Bernard Henry Lévy publicado en Le Point y a su vez en El País (19 -7-16), el segundo de Boralem Sansal, ( Le Monde, 19-7-16 ).

J.M.G. Le Clézio expresa su dolor, sus preguntas y también sus recuerdos sobre Niza, a la que llama la ciudad de los tejados naranja, en la que no solo nació y creció sino donde también hizo sus estudios universitarios y publicó, a los 23 años, su primer libro, Le Procès-verbal  (premio Renaudot 1963).  Entre esos recuerdos el origen de La promenade des Anglais, el lugar donde ocurrió el drama. A principios del siglo XIX era un modesto sendero pedregoso llamado le Chemins des Anglais, de una anchura de dos metros que bordeaba el mar.  Cuando los ingleses empezaron a frecuentar la ciudad para pasar el invierno iniciaron un intercambio diario con los habitantes del lugar  entre un cesto de pan por otro de cantos rodados, probablemente los mismos guijarros que sirvieron para la construcción de la gran avenida frente al mar. En su evocación surgen Paul Valéry y  la pintora Marie Banskirtreff que también vivieron en Niza. Dolor, pena, cólera:"Matando a esos inocentes el asesino destruyó, sableó, y rompió lo que nos une: la vida ordinaria, con sus pequeños placeres, sus  leves historias de amor en la playa de las piedras humildes, sus juegos de niños de gritos estridentes..." "Maldito sea el asesino que abrió esta herida en la ciudad". Max Gallo,( La Bahía de los Ángeles, 1976)  cuatro días después del atentado dijo que se había sentido deslumbrado en el sentido de un meteorito al enterarse de la tragedia y que aún no se había repuesto de la impresión. "Sigo allí y vuelvo a ver las imágenes de mi propia vida con la Guerra, la Liberación, los conflictos y caigo de nuevo sobre la realidad, ese crimen, esa masacre premeditada."  Por su parte Joann Sfar (dibujante y guionista de comic, L'éternel), que se encontraba esa noche en la ciudad dice que nunca sintió tanta vergüenza por el tratamiento que los medios de comunicación dieron al acontecimiento y cree que hubiera sido distinto si la masacre hubiese ocurrido en París. Esa noche Christine Angot estaba en el Festival de Avignon, asistía a la representación de "Les Damnés" de Ivo Van Hove. Una obra en la que se recogen las cenizas de una familia nazi mientras los actores disparan balas de fogueo sobre el público. Imposible para ella no establecer un lazo entre la obra y lo que ocurría en esos instantes en Niza.

sábado, 6 de agosto de 2016

Saint-Étienne-du-Rouvray, un pueblo en Normandía

Regresamos al pueblo francés de Saint-Étienne-du-Rouvray, en Normandía, cerca de Rouen, a125 kms. al noroeste de París, en el norte de Francia, para encontrar el último sermón del padre Jacques, "un hombre bueno". Y detectar el miedo de sus vecinos: "Sabemos que hay 80 personas en nuestras calles que tienen la ficha "S"... La mañana del martes 26 de julio, el sacerdote Jacques Hamel, de 86 años se dirigió a la cafetería, como acostumbraba, ubicada a la vuelta  de su austero hogar. El periódico local y su café con leche. No necesitaba más. El paseo matutino del sacerdote, retirado desde 2008, hacia la iglesia de la comuna francesa lo realizaba saludando a todo aquel que se cruzaba en el camino. Era el padre del barrio, el padre Jacques, como le gustaba que le llamaran. A las ocho y media de la mañana ya estaba en su sacristía para preparar la misa, que comenzaba a las nueve aquel fatídico martes. Sabía que no iba a llenar el pequeño templo sagrado, pero allí estaba él con su alba blanca y su estola verde. Como todos los días desde hace diez años. Seis personas se encontraban en el lugar de culto situado en la Place de l'Église, justo al lado de una guardería cerrada por vacaciones. Una pareja de ancianos que celebraba los 87 años del marido y tres monjas. Los enamorados,  en la primera fila de la izquierda; las hermanas, a la derecha; y el padre Jacques, en el altar, en el ábside del templo románico. Nada hacía presagiar a esta villa tranquila, situada en la región de Rouen, que cuando el reloj de la portada principal de la iglesia marcara las 9:25 horas de la mañana todo iba a cambiar. Dos jóvenes de 19 años entraron profiriendo gritos con armas blancas entre sus manos. Y grabando la escena. Adel Kermiche, con su domicilio a escasos dos kilómetros de donde ocurrió la tragedia, retuvo durante una  hora y media a los feligreses, junto a su amigo Abdel Malik Nabil Petitjean, natural de Saint-Dieu-des-Vosges. Entraron por una pequeña puerta lateral mientras el sacerdote oficiaba la misa. Recorrieron la nave central a voces entremezclando el francés y el árabe ....la hermana Danielle pudo escaparse. Se montó en el primer coche que pasó por la plaza y con el móvil del conductor llamó a la Policía. Gracias a ella los miembros de seguridad pudieron actuar rápidamente.....Ya era tarde. El padre Jacques había sido degollado.....Crónica ha podido visitar este rincón galo donde las calles pedregosas se han llenado de personas que portan flores y hacen una misma procesión : el ayuntamiento, la casa del padre Jacques y la iglesia. Todo en la misma calle....
Issac J. Martín. Crónica. El Mundo, domingo 31 de julio de 2016 

viernes, 5 de agosto de 2016

Mélisande en "El país de las Maravillas"

Aix-en-Provence estrena una nueva producción de la ópera de Debussy. Alicia, la niña inventada por Lewis Carroll, sueña sus aventuras tras quedarse dormida junto a su hermana a la orilla de un río. Mélisande, la misteriosa joven sin pasado imaginada por Maurice Maeterlinck y reimaginada pocos años después por Claude Debussy, sueña tumbada en una cama, sola, los extraños sucesos que acontecen a su alrededor en el reino mítico de Allemonde en la nueva producción de Pelléas et Mélisande que dirigida por Katie Mitchell, acaba de estrenarse, com muy merecido éxito, en el Festival de Aix-en-Provence. Pelléas et Mélisande es la primera ópera moderna, deudora por igual de los primeros operistas barrocos y del Tristán  o el Parsifal de Wagner, aunque diferente a todo cuanto se había hecho hasta entonces. Debussy sometió el texto de Maertelink -adusto, esquivo, insignificante- a un tratamiento pertinazmente silábico: nada de floreos, repeticiones, melodías o cualquier otra variente imaginable de pirotecnia o preciosismo vocal. Por una vez, los personajes de una ópera cantan como si hablaran. Es la orquesta la que canta, la que envuelve, arropa, acaricia o apuntala las voces con un precioso despliegue de timbres y profusas armonías modales que parecen remitirnos a un vago tiempo arcaico e irreal. Katie Mitchell triunfó aquí en 1012, en el estreno mundial de Written on Skin,  de George Benjamin, una clara hija putativa del Pelléas y repitió aclamaciones con su Alcina  de Haendel del año pasado. Es una directora de moda. Sus montajes llevan un marchamo común, con distintos espacios escénicos que funcionan simultánea, aislada, consecutiva o complementariamente, abriéndose y ocultándose, para revelarnos a unos personajes atrapados por su propio destino y, sobre todo, observadores privilegiados de cuanto sucede a su alrededor. De ahí que Mitchel nos muestre dos Mélisandes: la real y la que sueña (y contempla) cuánto vive ...
Luis Gago. Aix-e-Provence. El País, lunes 4 de julio de 2016                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

jueves, 4 de agosto de 2016

Hay que interrumpir el confort con sobresaltos

Michel Houellebecq en el Palais de Tokyo de Paris
Michel Houellebecq. El gran outsider de la cultura francesa se reinventa como artista contemporáneo. Tras el revuelo que armó con Sumisión, la novela donde pronosticaba el dominio musulmán de Europa, ahora desembarca en el Palais de Tokyo de París con fotografías que retratan sus obsesiones: desde el vacío existencial hasta el apocalipsis. Sus imágenes retratan paisajes decadentes y desangelados, repletos de edificios brutalistas en los que un día se practicó el turismo de masas, parecidos a los que uno logra visualizar cuando lee sus novelas. Houellebec también ha protagonizado una performance en la bienal Manifiesta, en Zurich, dond se ha sometido a un estricto control médico del que ahora expone el resultado: análisis de sangre y radiografías y resonancias magnéticas y animaciones del latido de su corazón, reproducciones de su cráneo y de su mano derecha. "Todo el mundo sabe que no lleva una vida muy sana. Y, sin embargo tiene buena salud", explicó Henry Perschak, el médico suizo que condujo los análisis. Si el escritor, premio Goncourt, es un icono de nuestro tiempo, es comprensible que el más mínimo de sus gestos sea percibido como una auténtica obra de arte, casi como si fuera un Dalí o un Warhol. Envuelto en su sempiterna parka, sin escolta a la vista y con la dentadura postiza bien colocada, Houellebec se presenta en un restaurante pegado al Sena en una de las tardes que precedieron a su histórica crecida y desbordamiento, tal vez los primeros síntomas de ese apocalipsis que no deja de pronosticar. El autor de Las partículas elementales pide al camarero una botella de vino blanco, una tabla de quesos y un cenicero, del que se servirá para encadenar innumerables silk cuts, que se fumará sujetándolos entre el el anular y el corazón. A sus 60 años, Houellebec parece la sombra de sí mismo. "Ya no tengo interior/Ni pasión, ni calor;/Pronto me reduciré/ A mi estricto volumen", jura en uno de los poemas de su última antología, Configuración de la última orilla que acaba de publicar en Anagrama. El primer sentimiento que despierta es, inexplicablemente, la compasión. Su voz resulta titubeante. Su sonrisa tímida e infantil. Lo que seguirá será una conversación llena de silencios. En ella desgranará escrupulosamente, sin perseguir la polémica ni el escándalo, cómo piensa y trabaja, cómo percibe el mundo y como traduce esa visión en su obra. La primera imagen de su exposición contiene esta frase:"Hagan sus apuestas". La última de ellas dice:"No tiene usted ninguna posibilidad".....
Alex Vicente. El País Semanal, 3-7-2016

miércoles, 3 de agosto de 2016

14 de julio

La respuesta de François Hollande a los atentados que asolaron Niza no se hizo esperar: prolongación del estado de excepción y redoble de los ataques al ISIS. Frente a ese creciente sentimiento de vulnerabilidad que invade Europa, el discurso nacionalista se acentúa y con él toda esa visión política conservadora de la seguridad instalada desde hace tiempo en los países de Occidente ante la amenaza terrorista. Hay una enorme fragilidad que queda expuesta cada vez que una democracia occidental sufre un atentado de estas características, traducida en perdidas humanas irreparables, miedo y dolor. También desposesión, pues tomamos conciencia de hasta qué punto nuestras fronteras son permeables y que ni la más rotunda de las respuestas soberanas puede garantizar el máximo control sobre la situación provocada. Es paradójico sin embargo que la reacción soberana siempre sea nacional. Tampoco Francia esta vez ha querido contestar a estos atentados como parte de una comunidad global. Desde que la Administración de Bush vinculara sistemáticamente los atentados del 11-S con una guerra contra el terror en el seno de un discurso profundamente nacionalista, Occidente no ha conseguido redefinir el problema del terrorismo con una visión política progresista. Esta visión política progresista desaparece cuando cuando el control y la seguridad se plantean como fines en sí mismos, como valores que preservar dentro de la comunidad política, y no como medios para garantizar la libertad. El valor que no solo en Francia, sino en toda Europa, conmemoramos el 14 de julio. Tal visión progresista tampoco cabe si los actos terroristas no se comprenden como un problema de seguridad internacional, y frente a esto se recurre a la metáfora de la "guerra". El terror, señalan los sociólogos no es un ejército, sino un estado mental al que no se combate desde ninguna trinchera. Esta demanda emocional, lejos de promover una reflexión política serena en la que sea posible la formación de coaliciones internacionales que combatan estos crímenes con medios apropiados, acentúan ese proceso de "israelización de  Europa". Con cada acto terrorista hacemos la guerra, militarizamos nuestra democracias, prolongamos el miedo y perdemos poco a poco nuestra identidad.
Máriam Martínez-Bascuñán . El País, sábado 16 de julio de 2016 

martes, 2 de agosto de 2016

Caillebotte, pintor y jardinero

Gustave Caillebotte, pintor y jardinero
A Gustave Caillebotte (Paris 1848-Gennevillers, 1894) se le suele situar en la segunda fila del grupo de los impresionistas. Miembro de una familia acomodada dedicada a la fabricación de telas para la Armada, fue un auténtico mecenas para sus compañeros impresionistas comprando sus cuadros y facilitando su presencia en exposiciones. Esa generosidad eclipsó durante mucho tiempo su derecho a ser recordado como un artista más del grupo y de hecho uno de los más originales. A su muerte, con solo 45 años y unas 400 obras propias, legó su notable colección al Estado francés, una generosa decisión que fue recibida con reticencias e incluso con desagrado por el Gobierno, debido a que entonces el impresionismo no estaba consagrado en los salones canónicos. El hecho conocido como El affaire Caillebotte, supuso la entrada de 40 obras maestras de los principales creadores del impresionismo que forman la espina dorsal del Museo d'Orsay. El Museo Thyssen inaugura una retrospectiva de 64 obras con la que se le quiere restituir el importante papel que tuvo como artista. Caillebotte, pintor y jardinero, que permanecerá abierta hasta el 30 de octubre, organizada conjuntamente con el Museo de los impresionistas de Giverny. Las obras proceden de colecciones privadas y museos internacionales como el Marmottan de París, el Brooklyn Museum de Nueva York y la National Galery of Art de Washington. La naturaleza y la ciudad moderna en la que entonces se estaba convirtiendo París, fueron sus grandes temas. Una de sus obras más famosas es también una de las primeras: Los acuchilladores (1875), una tela que fue rechazada en el Salón oficial por su tema (unos obreros reparando la madera del suelo) y por su colorido. Esta obra de la que en Madrid se puede ver un estudio preparatorio, le sirvió para unirse a los jóvenes artistas rebeldes que como él eran rechazados una y otra vez en el Salón. La peculiaridad de los temas de Caillebotte estaba en la forma de representar la ciudad . Mientras que Renoir, por ejemplo se centraba en la parte feliz y festiva de las calles, Caillebotte llenaba de grises a los personajes que paseaban su soledad y su frialdad por el nuevo París. Balcón, Boulevard Haussmann (1880) y Boulevard visto desde arriba (1880) son dos buenos ejemplos. Cuando se trasladaba a la residencia familiar de Yerres, a unos 20 minutos de París, hoy convertida en museo municipal, la naturaleza y los huertos de la propiedad, transformaban sus telas y se aproximaba cada vez más a sus amigos impresionistas...Vienen después sus años en Normandía.....
Ángeles García. Madrid. El País, martes 19 de Julio de 2016

lunes, 1 de agosto de 2016

El hijo terrible

Lolo (Vincent Lacoste) y Julie Delpy
Lolo. Los títulos de crédito, animados y a los sones de una versión vocal del tema Music to Watch Girls By -auténtica apoteosis de la ligereza-, tienen algo de inducción para un viaje en el tiempo: a uno no le extrañaría contemplar el rostro de un joven Pierre Richard en una de sus comedias de los setenta tras este tonificante preámbulo. Esa manera de arrancar es, pues, una declaración de principios por parte de Julie Delpy en su sexto largometraje como directora: si alguien esperaba poder acusar a la Delpy de pretenciosa con poca base, aquí está esta explícita inmersión en las claves de la comedia francesa más popular. Sin embargo, la fuerza pop de esos créditos espléndidamente animados también esconde una pequeña trampa: aquí la cineasta parece ofrecer un frívolo cupcake para desviar la atención de que, en su relleno, se esconde, una araña venenosa. Con la indisimulada coquetería de quien constantemente alude a la supuesta decadencia física en una línea de diálogo de cada cinco, la Delpy propone una comedia romántica carcomida desde dentro por un personaje muy bien construido: el hijo sociópata de la protagonista, encarnado por ese Vincent Lacoste que, en clave distinta, ya demostró su gran altura interpretativa en su debut en The French Kissers (2009). Criatura edípica que la la cineasta conecta con los niños crueles de  El pueblo de los malditos (1960), su Lolo parece a ratos un personaje dibujado por Gérard Lauzier para proporcionarle un infierno a medida a un Dany Boon capaz de insuflar nuevos matices a su arquetipo de buenazo trasplantado a un universo cosmopolita y sofisticado que no le pertenece. Al enfrentar a Boon  con el personaje de Vincent Lacoste la película de Delpy encuentra su singularidad: no hay más, pero el mecanismo funciona razonablemente bien. 
Jordi Costa. El País, viernes 22 de julio de 2016